Hoy que pienso en el tiempo me imagino que es como un inmenso río cuyo anchura abarca todo el universo y conforme fluye todo se mueve con él. Lo que va quedando atrás es el pasado y hacia donde se mueve es el futuro.
Cada uno de nosotros va en un barco que contiene el mundo que reconocemos conscientemente. El presente es el punto en donde se encuentra nuestro barco a cada momento y que sólo aparece en nuestro mapa cuando pensamos en él. El mapa de nuestro tiempo contiene hacia el sur todo lo que hemos vivido, los lugares en los que hemos estado, la gente con la que hemos convivido y en general todos nuestros recuerdos. En el centro está nuestro presente, lo que estamos viviendo en este momento. Hacia el norte está el futuro pero sólo se encuentra dibujado lo que pronostica nuestra imaginación y que es en realidad un misterio. No tenemos forma de saber con seguridad hacia dónde va el río y tampoco el punto en donde nuestro barco se detendrá para que nosotros nos bajemos de él.
Usando esta metáfora sería fácil continuar diciendo que el objetivo de la vida es entonces convertirse en el capitán de este barco para llevarlo hacia su éxito. Sin embargo, pensando un poco más, creo que sería una tarea imposible de lograr pues ¿quien puede controlar el destino de un barco que va navegando el río del tiempo? Ni siquiera los líderes de los países poderosos del mundo y los dueños de las empresas con más éxito del planeta tienen la capacidad de controlar todas las variables de lo que tienen a su cargo y menos pueden hacerlo mientras navegan hacia un futuro que nadie conoce.
Lo que sí podemos hacer como pasajeros del barco que viaja en el río del tiempo, es estar conscientes de que cada uno tenemos un mapa inconcluso cuyas rutas del pasado no podemos cambiar y cuyas rutas del futuro son indefinidas. También podemos actuar pues el barco es nuestro presente, es el mundo que tocamos, es la gente con la que estamos hablando, es el aire que respiramos, es la música que escuchamos, es el libro que abrimos, es la empresa que dirigimos, es el trabajo que tenemos, es la máquina que operamos, es el lápiz con el que estamos escribiendo, es el punto en el mapa de nuestro tiempo en donde podemos situarnos y en donde tenemos todo el poder personal para crear algo ahí, en esa marca del mapa donde dice, “presente”.
Códice Moncam