Lo normal es ir avanzando poco a poco. Lo irracional es querer lograr lo imposible avanzando por brincos enormes. Lo normal es seguir haciendo lo que ha funcionado en el pasado. Lo irracional es intentar algo completamente diferente a lo que cualquiera ha hecho. Lo normal es usar la tecnología existente. Lo irracional es inventar una tecnología que a nadie se le ha siquiera ocurrido imaginar.

Operar con normalidad es bueno para mantener las cosas como están pero si éstas no son óptimas hoy con el tiempo se irá cayendo en la operación mediocre y por último en la obsolescencia.

Operar sólo en modo de innovación e invención radical tampoco es posible hacerlo sin quedarse sin energía, al menos no se puede todavía. También hay que mantener la maquinaria de la normalidad funcionando pues algo tiene que alimentar la vida y los procesos de innovación.

Un problema común es que muchas veces se cae en darle mucho más importancia a mantener la normalidad funcionando y a buscar mejoras por incrementos, descuidando por completo la innovación radical.

Innovar radicalmente es lo que mueve al mundo hacia adelante, cualquier otro tipo de innovación sólo evita la obsolescencia, sólo sirve para mantener un poco a raya al caos.

Claro considerando periodos muy largos de tiempo, se podría pensar que todas las innovaciones se realizan poco a poco, una mejora pequeña encima de la otra y así sucesivamente. Lo que sucede es que en un momento actual, alguien ha tenido la capacidad, los recursos, la suerte y el coraje de agregar la última pieza del rompecabezas que entrega la imagen de algo nunca antes visto y experimentado.

A los humanos nos interesan las cosas que suceden mientras vivimos y en los últimos tiempos se han dado mejoras que podríamos calificar como radicales pero quizá no están llegando al nivel de velocidad que queremos y a su vez puede ser que algunas estén causando problemas al corto plazo que requieren nuevas soluciones radicales y menos contraproducentes.