Un día abres los ojos y te encuentras en un lugar cuyas paredes son muy altas,casi llegan a los cinco metros, el techo es obscuro aunque no sabes si es porque es de noche y lo que ves es el cielo sin estrellas o estás dentro de una bodega que tiene el techo pintado de negro. Las paredes del cuarto son blancas y están iluminadas pero no sabes de donde proviene la fuente de luz.
No sabes como llegaste ahí y de momento estás desorientado, volteas para todos lados y te das cuenta que el cuarto donde estás no tiene puertas pero al caminar hacia una de las paredes ves una apertura que da a un pasillo. Caminas por él y llegas a otro cuarto, lo recorres por las orillas y encuentras otra apertura que te lleva a otro pasillo, esta vez más largó que el anterior pero también te lleva a un cuarto que parece cerrado, lo recorres por la orilla y de nuevo encuentras la apertura que conduce a un pasillo. Te das cuenta que estás dentro de un laberinto. Al llegar a otro cuarto te paras en el centro y buscando alguna respuesta cierras los ojos. Quizá estas soñando. Los vuelves abrir y el panorama no cambia. Te sientes nervioso, corres hacia la esquina donde crees verás la apertura, ahí está,sales de ese cuarto y corriendo buscas una salida pero sólo encuentras pasillos y cuartos con una apertura en una de sus esquinas. Ninguna da a la salida del laberinto sólo a más pasillos. Te detienes de nuevo y estás muy agitado, no sabes si ya has estado ahí o no. Ese es un problema, has estado gastando energía sin resultados. Te desesperas, gritas a todo pulmón por ayuda pero nadie acude. Te calmas. Tienes que pensar para resolver este problema, la acción por sí sola quizá no resulté más que en que te canses y pierdas la oportunidad de salir adelante. Te relajas. Piensas y decides que la solución es marcar los cuartos y pasillos que ya has recorrido. También crees que hacer un mapa te ayudaría a entender el laberinto. Buscas entre tu ropa y por suerte encuentras un marcador en tu bolsillo derecho. Lo pruebas y funciona bien en las paredes blancas. Comienzas marcando el cuarto donde estás y también lo haces en la esquina de su apertura. Dibujas el primer cuarto en tu antebrazo y de ahí el primer pasillo que recorres. Poco a poco vas trazando un mapa del laberinto y cuando estás por darte por vencido encuentras que uno de los cuartos tiene dos aperturas, eso te abre otras posibilidades. Llegas a cuartos que no habías marcado. Varias horas después encuentras la salida. Pasaste la prueba, usaste tu recurso más importante para resolver el problema, que fue relajarte lo suficiente para dejar a tu cerebro trabajar.
Códice Moncam