Cada día que empezamos es una experiencia diferente porque nada de lo que ha sucedido hasta ese momento será igual que el nuevo amanecer que estamos viviendo. Ninguna persona permanece igual de un día a otro. Ni sus neuronas, ni su cabello, ni su piel, ni su capacidad para crear cualquier cosa. Todos cambiamos con el tiempo, cualquiera que sean las unidades de medida que consideremos. Cambiamos en años, en meses, en semanas, en días, en horas, en minutos y en segundos.
No apreciamos los cambios que nos suceden cuando las unidades de medida son muy cortas pero eso no significa que no existan diferencias entre la persona que fuimos hace unos cuantos segundos con la persona que somos unos cuantos segundos después.
Mientras más tiempo pasa más cambiamos tenemos y estos son no sólo físicos si no en toda nuestra persona, siendo una de ellas muy importante nuestra forma de pensar.
Cambiar la forma que pensamos es un proceso complejo pues existen muchísimos matices que le dan forma a nuestros patrones de pensamiento y a nuestro comportamiento. Muchos de los matices son subconscientes y no tenemos control sobre ellos, al menos no en el corto plazo y mucho menos si no intentamos tener acceso a ellos.
Poner atención a nuestra forma de pensar y reflexionar de vez en cuando sobre la dirección hacia donde vamos cambiando nos pueda dar la oportunidad para dirigir el cambio.
En el largo plazo los cambios son más notorios, los físicos y los de nuestra forma de ser. Pasamos de ser unos jóvenes rebeldes y aventureros a ser personas de edad avanzada conservadoras y muy cuidadosas para iniciar cualquier cosa nueva.
¿Cómo podremos ir aumentando años a nuestra vida sin perder el espíritu joven y al mismo tiempo ir agregando a nuestra capacidades la visión de la experiencia?
¿Porqué perdemos con la edad la capacidad de ser rebeldes?
¿Qué no tenemos más que perder cuando somos jóvenes?
Siendo ya personas de cierta edad deberíamos tener menos cosas que perder pues mientras más vivimos los lógico es que menos tiempo nos quede por vivir. En la edad adulta deberíamos ser más desprendidos de las cosas materiales, supongo.
Códice Moncam