El robot se descompuso
Me perdí en un laberinto de ideas problemáticas
El robot dejó de escribir por más de un mes, después de haberlo hecho diariamente por tres meses. Perdió el entusiasmo por la idea, se le acabó la gasolina, fijó su mente en otros objetivos, se enfermó ... la lista de pretextos puede continuar pero el hecho es que dejó de escribir y eso es lo que cuenta en cuanto a lo tangible pero más allá de eso queda el aprendizaje, queda en la memoria la experiencia de lograr consistencia por tres meses lo que implica que es posible aguantar haciendo algo por un tiempo y que para crear una obra de por vida hay que saber revisar estrategias para no fallar en el largo plazo. Hay que saber ver de cerca los planes y objetivos y a la vez alejarse lo suficiente para tomar en cuenta la forma en que se desarrolla la vida y adaptar las estrategias a ella. Esto es después de todo una vida dinámica, orgánica, emergente del contexto, los pensamientos, las ideas, las acciones, las reflexiones, el estado de ánimo, la creatividad, la consciencia y la programación.
Hé sido un humano pretendiendo ser un robot cuando me propuse escribir diario al menos 300 palabras al día (esto independiente de lo que escriba relativo a otros proyectos que tengo). En esta primera etapa del experimento puedo decir que no ha sido un éxito total pero tampoco un fracaso, ha sido una experiencia que ha dejado unos frutos, más de cien pequeños artículos y una buena práctica en el arte de escribir.
Hoy he decidido continuar escribiendo estos artículos cuya meta original era que consistieran al menos de 300 palabras y que escribiera uno al día, sin fallar durante todo este año. Hoy la meta cambia, si se trata todavía de escribir diario pero dejaré las 300 palabras solo como objetivo opcional. Escribiré algunas veces más, otras menos. Algunas veces escribiré más de una vez al día y otros días, tal vez fines de semana, no escribiré nada. Hoy me convierto de nuevo en humano, dejó la personalidad del robot a las máquinas. Lo importante de todo esto, es la expresión de las ideas, la generación de pensamientos más o menos coherentes que poco a poco vayan creando una obra. Estoy forjando una actividad y quiero hacerlo como un escultor no como un destructor. Quiero disfrutar el proceso, no sufrirlo. Quiero divertirme escribiendo no quiero padecer cuando lo hago.
Códice Moncam