Cuando escribo lo menos que quiero parecer es autoritario y menos transmitir que mis palabras contienen alguna verdad absoluta. Al contrario, creo que todo lo que una persona dice tiene la posibilidad de contener errores.

Mi punto de vista es creado por lo que percibo con mis sentidos y lo que mi cerebro construye a partir de esa percepción, entonces utilizo mi experiencia y lo poco que he aprendido, para hablar de ese algo que considero que es la realidad en algún momento particular.

Mi punto de vista entonces es sólo un punto en la infinidad de puntos que construyen “la realidad”. Ese punto de vista depende de que tan afinados están mis sentidos, que tan bien mi cerebro puede procesar sus señales, que tan rápido suceden las cosas, mi estado de ánimo, mi atención al momento presente, mis creencias, mi experiencia y los conocimientos que tengo sobre lo que estoy percibiendo o recreando en mi mente.

Cada momento de realidad en las dimensiones de tiempo y espacio en la que existimos es imposible de describir en su totalidad por un solo ser humano. Podemos interpretarlo y en base a esa idea vivir, pero siempre nuestra versión será incompleta, por ello hay que aceptar que mucho de lo que pensamos y decimos es sólo una teoría y como tal puede estar equivocada o al menos no contempla todas las opciones de lo que pudiera ser la verdad. Lo mismo sucede con lo que las demás personas dicen. Aunque hablen con absoluta seguridad, su punto de vista es sólo una versión de la realidad.

Ahora si usamos el método científico para buscar una mejor interpretación de la realidad que sólo nuestro punto de vista, entonces estaremos al menos filtrando las ideas que tienen mayor probabilidad de ser ciertas de las que no. Las ideas que vayan pasando el filtro de la ciencia no por ello se deben considerar que contienen la verdad absoluta, pero nos sirven como piezas de un rompecabezas cuya imagen completa se va transformado de acuerdo a la época en que estamos viviendo.