Inventar palabras es una buena idea cuando buscamos crear o hacer algo que es nuevo, al menos para uno. En este caso la palabra creativando la invento, al menos en mi vocabulario, para crear una actividad similar a la meditación pero con un enfoque muy distinto.

Para meditar, en general se recomienda adquirir una cierta postura, relajarse y buscar fijar la atención en la respiración. Cada vez que la mente se distrae de la respiración hay que traerla de regreso a ella.

Para creativar propongo comenzar el mismo proceso de la meditación pero en lugar de concentrarse en la respiración y traer a la mente a ella cada vez que comience a divagar, lo que hay que hacer es dejarla volar hasta donde quiera ir pero con la salvedad de que la imaginación creativa y positiva sea quien le de las alas y no las preocupaciones o la enumeración de los problemas de la vida diaria.

Creativando es entonces una forma de meditación salvaje, en donde uno comienza concentrando la mente en la propia respiración para a partir de ahí llevarla a viajar por los campos y cielos infinitos que produce una imaginación sin restricciones. Mientras más grandes sean las diferencias de la realidad con lo que se imagina mejor. Se trata de abrir los poros de la mente a las fuentes de creatividad que han inspirado a los grandes artistas, científicos y genios de la humanidad. Mucho de lo que ha creado el ser humano comenzó como algo imaginado, por lo que ejercitar la imaginación de manera frecuente y seria puede ser que nos sirva para sumar alguna idea interesante a las que hacen mover al mundo hacia adelante.

Creativar es meditar de una manera especial en donde no hay imposibles y el Universo es el campo de juego.