La biología es la expresión más creativa de la naturaleza que usando componentes químicos básicos creó la primera célula, a partir de ahí, muchas otras que combinadas, genéticamente programadas, han resultado en millones o más de diferentes organismos. Entre ellos nosotros, los seres humanos, quizá los más complejos de todos.

Los seres humanos tenemos integrada en nuestro cerebro, al menos como capacidad potencial, la creatividad de la naturaleza.

El poder de combinar elementos básicos, la creación de un componente, combinarlo con otro, programarlo, editarlo, modificarlo, unirlo, crear algo más complejo, programarlo, unirlo, cambiarlo, y así sucesivamente, lo hemos obtenido de la naturaleza.

Los seres humanos somos dentro de las expresiones más creativa de la naturaleza, los que podemos continuar su obra con nuestra mente y manos, y en este siglo hemos acelerando el ritmo.

La evolución es lenta dentro del marco de referencia de tiempo de vida de un ser humano y por ello somos muy desesperados. Millones de años pasaron para que pudiéramos pensar como lo hacemos, no conformes con el niveles e inteligencia que tenemos, estamos creando apoyos externos que nos ayuden a entender como funciona el universo. Estamos creando un tipo de inteligencia que sirve como embudó que en su parte amplia recibe toda la información creada por el ser humano y en la parte de menor diámetro nos entrega lo que queremos utilizar en un momento dado. Con este poder y con nuestra imaginación podemos crear casi cualquier cosa que soñemos. Lo único que nos limita es la física.

Podemos volar pero no sin algún elemento artificial externo a nosotros. Ojalá pudiéramos brincar, agitar los brazos y salir volando por nosotros mismos. Hoy eso no es posible, pero en un futuro quizá lo logremos y los más probable es que no sea en este planeta. Entonces lo que hoy reconocemos que define al ser humano será tan diferente que tendremos que inventar otro nombre para llamarnos a nosotros mismos. En ese punto en el futuro, habremos creado el ser humano 2.0