Amigo de la vida
De día Tom trabajaba en McDonalds cocinando hamburguesas y de noche soñaba con regresar a estudiar la carrera de ingeniero que 10 años antes había abandonado por "no ser lo que esperaba, porque sus maestros no sabían nada si no leían del libro, porque se aburría, porque todo era teoría y nada práctica ...” Cada día inventaba una nueva queja de su vida de estudiante y durante tres semestres lo siguió haciendo hasta que un día su Papá sin aguantar más le pidió que por favor dejara de quejarse y que encontrara la forma de aprovechar sus estudios pues sin ellos en algunos años estaría friendo papas para sobrevivir.
"Aunque también tienes otra opción", le dijo en ese entonces, "deja la Universidad y encuentra algo que de verdad te satisfaga, algo que te haga decir cosas positivas de lo que haces y que te ayude a ver la vida de forma creativa. Lo peor que puedes hacer con tu tiempo es desperdiciarlo quejándote de cómo lo vives. Yo quisiera que siguieras estudiando en la Universidad la carrera de ingeniero o cualquier otra, pero si eso no es para ti, lo puedo entender, pero lo que no me cabe en la cabeza es que cada día lo desperdicies con tu actitudes que van de negativas a pasivas. Pero que te quede muy claro, si te sales de la Universidad tendrás que encontrar un trabajo que te sostenga por completo porque entonces ya no pagaría tus gastos."
Su padre era una persona justa. No lo obligaba a estudiar pero tampoco iba a financiar una vida que no fuera productiva.
Tom le tomo la palabra a su papá y sin pensarlo más abandonó su estudios. Gran error. No tanto por haber dejado la universidad pues era claro que no estaba aprovechando su tiempo en ella y seguir asistiendo con una actitud tan negativa de seguro no lo llevaría a terminarla. Era mejor abandonarla temprano que tarde. El gran error de Tom, como lo escribió años después en su bitácora de vuelo, como le llamaba a su diario personal, fue no planear que es lo que iba a hacer con su vida una vez que dejara la Universidad. De alguna manera tendría que reemplazar los frutos que obtendría al estudiar en la Universidad, como son los conocimientos, los amigos, los contactos, y sobre todo el estatus que le daba el diploma de graduado.
Sin conocimientos sobre un área particular del saber humano, sin contactos sociales, sin amigos profesionistas y sin diploma, la posibilidad de tener un futuro prometedor se le complicaría.
Una vez que dejó la Universidad, su papá le pagó sus gastos sólo por un par de meses más. Después de ellos, Tom tendría que pagar coche, departamento, comida, ropa y sus gastos varios, como las salidas a fiestas, las cervezas, el ron que tanto le gustaba, las comidas y las parrandas con mujeres de alta y baja reputación.
Así es que al dejar la carrera en contra de los deseos de sus padres, se quedó sin su soporte financiero por lo que tuvo que empezar a trabajar para sostenerse.
No le fue difícil conseguir trabajo, Tom tenía una cualidad improbable para una persona que tenía una visión negativa de la vida. Tom era un buen vendedor.
Tom consiguió trabajo en una empresa fabricante de muebles que pertenecía a la familia de Claudia, a quien había conocido en una de las tantas parrandas que organizó para celebrar su nueva libertad, que sin querer, le sirvió para entrar a su nueva cárcel, el trabajo en la mueblería de 10 de la mañana a 8 de la noche. Había salido de una rutina que le parecía aburrida y había entrado a otra que al principio le había parecido divertida, pues vender le gustaba, pero eso no duró mucho tiempo. Bastaron sólo un par de meses para que las quejas regresaran, esta vez relacionadas con su jefe del trabajo, a quién no bajaba de estúpido y amargado, se quejaba de sus comisiones, decía que el vendía más que los antiguos, como les llamaba a los empleados de la mueblería que llevaban años trabajando ahí y ganando un porcentaje mayor de comisión.
"Otro de los errores que he cometido en mi vida fue no apreciar lo que pude haber aprendido de las personas que tenían más experiencia que yo" reflexionaba Tom en Twitter, donde destilaba algunas de las ideas que escribía en su bitácora de vuelo que estaba usando para intentar entender como es que había llegado a donde estaba. Tenía ya 32 años, trabajaba en McDonalds tal cual lo había pronosticado su padre cuando dejó la Universidad.
Casi cada noche que Tom llegaba a su pequeño departamento de una recámara, situado sólo a un par de cuadras del restaurante donde trabajaba, escribía sus reflexiones en su bitácora de vuelo de donde sacaba algunas algunas ideas para twittear durante el siguiente día.
No tenía más que unos cuantos seguidores en Twitter, que lo más seguro es que fueran promotores de algún tipo de negocio relacionado a las redes sociales. Eso no le importaba, porque no por ello publicaba los pensamientos que destilaba de su bitácora. No le interesaba tanto crear una tribu de seguidores, lo que quería era desahogarse, sacar del fondo del alma el dolor que le causaba haber fracasado en la vida. Tenía todo hace un poco más de una década. Estaba estudiando en una de las mejores universidades del país, una carrera con futuro, ingeniería y ciencias de la computación, se la pagaban sus padres que además le pagaban sus gastos.
"¿Qué más quería? ¿Porqué dejé la universidad? ¿Porqué me volví tan negativo? ¿Qué estaba pensando?" - eran las preguntas que intentaba responder en su bitácora de vuelo.
Tom renunció a la mueblería tan sólo a los seis meses de haber empezado a trabajar en ella, lo hizo después de haber tenido una breve conversación con su papá, quien le dijo después de escucharlo quejarse de su trabajo, "Tom si no estás a gusto en la mueblería, sí crees que tu jefe es un estúpido, si tus compañeros no se merecen el salario que ganan, si los muebles que vendes no son de la alta calidad que les hacen creer a los clientes, etcétera. Si todo eso pasa en esa mueblería, renuncia. Sólo acuérdate que ahora dependes de ti, de nadie más. Busca un trabajo mejor, uno que de verdad te llene pero ten en cuenta que mientas más aportas, mientras más valor creas, más podrás generar ingresos para ti y cuando llegue el momento, para tu familia."
Tomo solo utilizó las palabras de su padre como pretexto para renunciar y buscar otras oportunidades que siguieron apareciendo pero que no resultaron en lo que esperaba de ellas. Así pasaron los años.
"Sueño - escribió Tom llegando de trabajar - en regresar al pasado, en volver a tener enfrente de mi la oportunidad de estudiar, de ser el joven que tenía el mundo a sus pies. Fui un buen estudiante con promedio de 10 hasta que llegué a la universidad. ¿Qué paso ahí? ¿Porqué dejé de apreciar a los maestros, a la escuela, al sistema?"
Al día siguiente de esa entrada en su bitácora de vuelo amaneció con la mente más positiva y twitteo, “soñar es importante pero tengo que hacerlo hacia el futuro no al pasado” . Por fin Tom había escrito algo positivo, estaba cambiando su destino al cambiar su actitud, al menos en papel.
Al llegar al restaurante y ponerse el delantal de trabajo, vio su teléfono y encontró el siguiente mensaje en su cuenta de Twitter “¿Quieres crear una escuela?"
Era un mensaje privado de alguien cuya cuenta en Twitter era @escuelax.
Durante todo el turno estuvo pensando en ese tweet y su conclusión fue que había sido un mensaje de alguien que le quería vender algo, alguien que había estado leyendo sus tweets o analizándolos con un programa de esos que los rastrean para buscar clientes de un producto específico. Además estaba mal redactado, debería decir, ¿quieres ir a la escuela?, pues se supone que la escuela ya debería de estar creada, o al menos, aquí le dio risa al pensar lo siguiente, que pensarán que yo pudiera invertir en alguna. Eso si que era ridículo.
Olvidó el tweet de @escuelax y al salir del turno fue a tomar unas cervezas con algunos de sus nuevos amigos pues los de antes, que habían seguido estudiando, no se querían mezclar ahora con alguien que no había logrado nada para entonces y francamente el tampoco los buscaba. Sus nuevos amigos eran meseros, escritores de artículos de revista de relleno, cantineros, recepcionistas de hotel. Gente que trabajaba duro pero que por diversas razones no había podido brincar al siguiente escalón profesional. Bueno, quizá había una razón, ninguno de ellos había estudiado en la Universidad.
“No estoy seguro si es sólo la falta de estudios lo que nos determina en nuestra vida profesional. Al buscar trabajo si, pues mientras mejores credenciales educativas tengas al menos puedes aplicar a mejores trabajos, aunque eso no garantiza que te contraten y menos que ganes mucho dinero. Bueno pero al menos más dinero de lo que estoy ganando cocinando hamburguesas. ¿Cómo le hicieron las personas que sin estudios o renunciando a la universidad han hecho mucho dinero? Tengo que responder mis preguntas para salir de este agujero en el que estoy.”
En los últimos días Tom estaba escribiendo más que de costumbre. Ahora su bitácora de vuelo no sólo le servía para desahogarse, para quejarse, si no más que nada para pensar. Escribir le estaba ayudando a aclarar su mente, a salir de la neblina mental que lo había estado molestando en los últimos cinco años, después de que renunció al décimo trabajo en ventas. El último en esa actividad que se prometió tener en su vida y a partir de ahí busco trabajo en el área de los restaurantes. Esto lo llevó después a brincar por varios de ellos con todo y los diversos puestos que ocupó hasta el actual como cocinero en un restaurante de comida rápida. No es que los cinco años hubieran pasado sin que subiera por los escalones de los puestos posibles en un restaurante, incluso llegó a ser gerente de uno pero de nuevo sus constantes quejas, su constante inquietud y descontento con las cosas como eran, lo llevaban a renunciar.
Su padre, que seguía escuchando con paciencia a Tom cada vez que cambiaba de trabajo, continuaba insistiéndole que la clave estaba en que encontrara formas de crear algo valioso para los demás y en el proceso para él mismo y su potencial familia.
Pero recuerda, lo que hagas tiene que de alguna forma sintonizarse con tu frecuencia natural, con lo que te hace vibrar en la vida.
Su papá tenía la habilidad de no ponerlo por los suelos cuando hablaba con él, al contrario lo animaba a seguir explorando, a seguir buscando "pues una vida mediocre, conformista no es para ti." - le decía buscando siempre animarlo a ver más allá de su situación actual - "Tú no eres de los que se conforman con el estado de las cosas. Por eso te quejas tanto, lo que te hace falta es convertir esas quejas en oportunidades de cambio para transformar lo que ves que está mal en algo bueno y sobre todo que busques cambiarlo siendo creativo e innovador. Si observas con detalle todo lo que ha creado el ser humano, verás que siempre se encuentra en un estado de potencial obsolescencia."
Aprovecha tu forma particular de ver el mundo para mejorarlo, para notar como es que se puede optimizar no como es que está mal.
Tom continuaba escribiendo casi todas las noches en su bitácora de vuelo, había sido un propósito del año nuevo anterior, que era escribir cien palabras mínimo al día con alguna idea o conclusión. Este propósito se había ya convertido en hábito y ahora escribía en promedio unas quinientas palabras diarias y cada vez lo hacía con mayor introspección. Al escribir estaba aprendiendo a entenderse mejor, estaba aprendiendo a domar sus impulsos negativos y a explorar las razones de su situación actual. Su bitácora de vuelo era el lugar donde rebotaba ideas, donde hacía y deshacía argumentos consigo mismo, en donde acaba y resolvía sus frustraciones, al menos eso intentaba. Tom había escrito alguna noche, “he cometido muchos errores en mi vida y no he aprendido de ellos por no poner atención. Escribo aquí para que eso no me vuelva a suceder, al menos no tan seguido, o al menos no sin darme cuenta. Tengo que descifrar lo que tantas veces me ha dicho mi padre y no he podido entender.”
Semanas después del mensaje en Twitter de @escuelax, al despertarse y ver su teléfono Tom encontró otro mensaje de esa misma cuenta que decía "empieza en el punto 0." Anotó la idea en su mente y dejó que creciera mientras se preparaba para irse a trabajar. Salió de su casa.
Ya estaba cansado de freír papas por lo que tenía que empezar a buscar otro forma de ganarse la vida. Pero tenía que planear, no tenía nada ahorrado y ni siquiera había actualizado su currículum. Tenía que hacer las cosas con inteligencia. Tenía que observar más al mundo alrededor, tenía que verlo con ojos nuevos, con los ojos de alguien que puede crear cosas mejores. Al fin de cuentas, como le había dicho su Papá,
"todo lo creado por el ser humano siempre se encuentra en un estado de potencial obsolescencia".
Eso era, ahí estaba la clave para transformar su vida, iba a usar su habilidad para ver las cosas que estaban mal pero esta vez no para señalarlas y quejarse, si no para estudiarlas y ver como podía mejorarlas.
"Eso es", Tom reflexionaba mientras se ponía el delantal de cocinero, "voy a crear un plan empezando con esta idea de mi padre, de mi capacidad de notar lo que está mal pero no para señalarlo sino para mejorarlo. ¿Cómo puedo mejorar lo que estoy tocando, lo que veo, lo que escucho cada día? Ese es el punto 0 de mi plan. Por ahí voy a empezar a transformar mi vida y a mejorar el mundo." Sintió un escalofrío, había digerido el tweet que había leído en la mañana. "Muy extrañó", se dijo y le dio vuelta a la primera hamburguesa del día, silbando el himno a la alegría por primera vez en su trabajo.
Esa noche iría a ver a su papá, tenia que darle las gracias por su paciencia, por sus consejos y más que nada por guiarlo a encontrar su frecuencia natural de vibración con el mundo.
Pedro, su compañero cocinero de turno, lo volteó a ver sorprendido y le preguntó, "¿y ahora tú, que te traes?"
Tom lo miró, dejó de silbar para decirle, "no mucho, sólo me acabo de hacer amigo de la vida."
Códice Moncam